sábado, 4 de febrero de 2012

Museo Judío de Berlín

El Museo de Berlín está diseñado por el arquitecto polaco Daniel Libeskind y fue inaugurado en 1999, está situado en Berlín, Alemania. Muestra, a través de obras artísticas y objetos de la vida cotidiana la historia de los judíos que viven y vivieron en Alemania durante los últimos años, pero en mi opinión algunos de estos objetos estropean el diseño interior, de manera que interrumpen la continuidad del espacio.
El inmueble tiene fachadas metálicas que son de hormigón con un recubrimiento exterior de chapa metálica. Los paneles que forman la fachada están colocados diagonalmente, no coincidiendo con los forjados y dando la sensación de que las fachadas están inclinadas, lo considero original pero que no encaja con el entorno que lo rodea, supongo que el arquitecto habrá colocado allí el museo para que todo aquel que pase se fije en el, puesto que llama la atención y así sea consciente de el porqué de la creación de el museo, de cuál es su función por la que fue creado. El edificio tiene varias puertas que dan al exterior pero que no son de uso habitual, por lo que se camuflan en la fachada con el mismo tipo de chapa. Pero la entrada al museo intencionalmente se hace difícil y larga para inculcar al visitante la sensación de desafío y de la dificultad que es distintiva de historia judía.


Las ventanas tienen todas las direcciones, formas caprichosas y no siguen ningún orden visible, aunque estas tienen que ser alargadas, a mí particularmente vistas desde fuera me parecen rasguños al azar, las considero horrorosas, sin sentido, pero visto desde dentro del museo me parece maravilloso como la luz penetra a través de ellas, el efecto que provocan es inmejorable, como podemos observar en la siguiente imagen:
La luz natural penetra en el interior solo cuando los diseños exteriores e interiores de las ventanas coinciden, lo cual no siempre pasa, y la planta con forma de rayo que se me semeja a la forma de una herida abierta que supongo que el arquitecto creó así para darle mas significado a su obra, porque la forma es de todo menos común.
La idea principal que transmite el edificio es el vacío que han dejado los judíos berlineses desaparecidos durante el Holocausto nazi.
Supongo que Libeskind plasma en el edificio la importancia en la historia de Berlín la historia de los judíos fijándose en cada detalle, incluido en la sensación que sentirá el visitante al entrar en el museo. Otra idea que trasmite es la necesidad de integrar física e intelectualmente el significado del Holocausto en la conciencia de Berlín. El arquitecto plasma la idea de que sólo a través del reconocimiento de la vida judía puede tener un futuro en la historia de Berlín.
La propuesta que Libeskind pone en el proyecto se resume en la expresión “El vacío y  la ausencia” las cuales considero muy presentes en el museo para que el visitante se haga una idea de lo que sintieron los millones de judíos que desaparecieron y sus familiares. La sensación de vacío es de la que parte el proyecto.
También la ausencia del sonido refleja una base del proyecto, que pienso que representará que una vez una serie de judíos hayan fallecido lo único que queda es el silencio.



Ya desde la entrada al museo se ve reflejado lo que este quiere trasmitir; la entrada cosiste en una bajada por unas escaleras poco iluminadas con escalones oblicuos de manera que es difícil transitar. Esta bajada conduce al sótano del edificio, compuesto por unas salas a las que el público no tiene acceso y tres pasillos rectos que se cruzan formando ángulos no perpendiculares, de manera que la orientación entre ellos se complica.
El suelo de las travesías está inclinado, y en el techo hay ráfagas de luz artificial que ayudan la orientación.
Los diversos ángulos que forma el edificio hacen que los pasos sean oblicuos respecto a las salas que comunican, de forma que la percepción se hace complicada. 

Mi conclusión breve y general es que  exteriormente el edificio no me gusta y las ventanas no ayudan, pero interiormente todo cambia, me parece todo totalmente acertado como se filtra la luz, consigue que el visitante se meta en la historia que el museo trasmite a través de innumerables sensaciones. La creación del museo es perfecta, Daniel ha sabido tener en cuenta todos los detalles para luego representarlo por diferentes medios.

La Torre del Holocausto y el Jardín del Exilio son otras dos construcciones pertenecientes al museo.

Torre del Holocausto
Originalmente se constituía por tres torres exteriores al edificio principal. Tiene una forma de cuadrilátero puntiagudo y sus fachadas son de hormigón visto. Está a oscuras, solo tiene un hueco vertical colocado en la parte superior del vértice de sus paredes más agudo, así cualquiera que entre podrá sentir miedo, el mismo que sintieron los judíos en las cámaras de gas por ejemplo; sentir también el absoluto silencio. Sólo por el hueco de la parte superior es donde entra la única luz que hay en el interior de la torre simbolizando así la muerte, y el acceso a la misma se realiza por un pasillo del sótano.
















El “Jardín del Exilio”
Es un gran cuadrado situado al exterior del edificio donde hay 49 pilares de planta cuadrada dispuestos en cuadrícula que simbolizan el año de fundación de Israel. Estos son de hormigón y huecos, rellenados con tierra de Berlín, salvo el central rellenado con tierra de Jerusalén, y coronados con vegetación.  El suelo del Jardín está inclinado con la pendiente siguiendo la diagonal y los pilares son perpendiculares a este suelo. De forma que es molesto y es más fácil desorientarse pero este es el objetivo perseguido por el arquitecto.


 

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